Puedo asegurar que para el estudio de cualquier disciplina relacionada con el análisis de la cultura es necesario recurrir en algún punto al feminismo. Sus cuestionamientos han generado marcos de referencia centrales para el entendimiento cultural contemporáneo, quizá por su alcance de transformación. Aún cuando para algunos el feminismo haya ‘pasado de moda’, la dominante inequidad de género, al igual que su misma evolución teórica nos demuestran su vigencia.
Fundamental para entender su impacto, es la etapa que los historiadores del feminismo han definido como 'Second Wave Feminism', una segunda generación de feministas comúnmente asociadas al pensamiento radical que deja atrás el enfoque libertario de sus antecesoras. Sin embargo esta segunda ola tuvo distintas vertientes ideológicas, algunas más apegadas al marxismo que otras, y aunque su auge está históricamente ligado con los años sesenta, su línea de pensamiento aún mantiene fuerza entre algunos académicos, activistas e investigadores.
A pesar de su diversidad para afrontar el problema de la opresión femenina dentro de un sistema patriarcal, el elemento clave que las pensadoras de la ‘época radical’ integraron al debate fue el poder. La inclusión de la noción de poder con las relaciones que éste genera cambió la concepción teórica del feminismo, llevando a un análisis de la esfera pública a partir de bases materiales más allá de las económicas, involucrando elementos de la vida privada. En este sentido, una de las más revolucionarias, polémicas e influyentes aportaciones del feminismo radical se resume en la frase "the personal is political".
Al afirmar que lo personal es político, se rompía la línea divisoria entre lo público y lo privado. Desde esta nueva perspectiva algunas feministas empezaron a trabajar partiendo de las relaciones interpersonales, el comportamiento sexual, el trabajo doméstico, aspectos de salud e incluso formas de vestir o hablar. Tomar en cuenta elementos ‘privados’ para intentar contrarrestar el sistema de opresión representó para algunos un atentado contra las bases mismas del imaginario filosófico. Incluir dentro de la esfera política aspectos tan 'íntimos' como el cuerpo y la relación de pareja, ‘concernientes sólo al individuo’, iba en contra de una tradición liberal basada en ideas de la Ilustración. Según los parámetros básicos del pensamiento occidental, el concepto de ciudadanía está ligado a la razón, sus procesos, decisiones, prácticas mediante las cuales se determina el espacio público. Si en ésta tradición de pensamiento la razón se opone a la emoción, los lazos afectivos, comportamientos psicosexuales, así como las instituciones y roles sociales ‘no racionales’, se encontraban por definición fuera del espectro político. “The personal is political” cuestionó ésta lógica, trayendo la vida privada a la esfera pública para luchar por la equidad.
Esta posición ha generado toda clase de cuestionamientos críticos. La frase remite a conceptos tan complejos, cambiantes y problemáticos como ‘política’, ‘poder’, ‘individuo’ o ‘privacidad’. Algunos rechazan el carácter privado de lo público, mientras otros aclaran que no todo lo privado es necesariamente político. Si bien la frase es problemática al ser llevada hasta sus últimas consecuencias, ha sido un punto de partida para la inclusión de factores sociales como el género a nuestra construcción como sujetos sociales.
Como Chris Armstrong reflexiona en su artículo ‘Complex Equality’, es posible decir que “lo personal es político y no debiera serlo”. En este sentido, lo personal no es categóricamente político, como propone tanta gente para quienes aspectos como la sexualidad deben mantenerse al margen de la privacidad. No obstante, lo privado se vuelve político cuando es el resultado de desequilibrios de poder, cuando formas de comportamiento que se supone deberían ser exclusivamente privadas no pueden serlo porque no cuentan con un marco de derecho básico que asegure su dignidad.
Por eso creo en la necesidad de entender como político lo que debiera ser estrictamente personal, para asegurar la igualdad de derechos y de oportunidades, para asegurar la posibilidad, inexistente, de una privacidad plena. Desde esta perspectiva es como entiendo el activismo. Porque estoy en contra de que nuestras identidades se determinen con base en tonos de piel, lugares de origen, preferencias sexuales, comportamientos reproductivos o creencias religiosas. Creo en los factores de identidad social como construcciones que son además procesos, cambiantes, intercambiables, no fijos o absolutos. Como también estoy en contra de que por tener algunos tonos de piel, ser de determinados lugares, tener ciertas preferencias sexuales, decidir sobre nuestro cuerpo, y profesar o no alguna fe, no gocemos todos de la misma igualdad, seguridad y libertad políticas. Lo personal es político mientras los desequilibrios de poder así lo exijan.
Lo personal se mantiene en la esfera privada cuando los valores y las creencias determinan, con pleno goce de las garantías individuales, el actuar individual (no el de los demás) en los asuntos privados. Desgraciadamente no todos tienen ésta posibilidad, por eso se necesita un marco legal que permita gozar estas libertades. Usarlas o no, se volvería entonces un asunto, ahora si, estrictamente personal.
Por eso nuestros políticos y líderes de opinión deberían aprender del ex presidente francés Valéry Giscard D'Estaing, citado hoy por Mayte Reyes-Retana en su columna de Milenio: “Yo soy católico –le dije a Juan Pablo II– pero también soy presidente de una República cuyo Estado es laico. No tengo por qué imponer mis convicciones personales a mis conciudadanos, sino que debo procurar que la ley responda al estado real de la sociedad francesa para que sea respetada y pueda ser aplicada. Juzgo legítimo que la Iglesia pida a los que practican su fe que respeten ciertas prohibiciones, pero no corresponde a la ley civil imponerlas con sanciones penales al conjunto del cuerpo social”.
México también es una República cuyo Estado es laico, en donde la ley debe responder al estado real de la sociedad, sociedad donde muchos asuntos personales son, aún, políticos. El feminismo ha demostrado que la lucha es lenta, pero posible.
Fundamental para entender su impacto, es la etapa que los historiadores del feminismo han definido como 'Second Wave Feminism', una segunda generación de feministas comúnmente asociadas al pensamiento radical que deja atrás el enfoque libertario de sus antecesoras. Sin embargo esta segunda ola tuvo distintas vertientes ideológicas, algunas más apegadas al marxismo que otras, y aunque su auge está históricamente ligado con los años sesenta, su línea de pensamiento aún mantiene fuerza entre algunos académicos, activistas e investigadores.
A pesar de su diversidad para afrontar el problema de la opresión femenina dentro de un sistema patriarcal, el elemento clave que las pensadoras de la ‘época radical’ integraron al debate fue el poder. La inclusión de la noción de poder con las relaciones que éste genera cambió la concepción teórica del feminismo, llevando a un análisis de la esfera pública a partir de bases materiales más allá de las económicas, involucrando elementos de la vida privada. En este sentido, una de las más revolucionarias, polémicas e influyentes aportaciones del feminismo radical se resume en la frase "the personal is political".
Al afirmar que lo personal es político, se rompía la línea divisoria entre lo público y lo privado. Desde esta nueva perspectiva algunas feministas empezaron a trabajar partiendo de las relaciones interpersonales, el comportamiento sexual, el trabajo doméstico, aspectos de salud e incluso formas de vestir o hablar. Tomar en cuenta elementos ‘privados’ para intentar contrarrestar el sistema de opresión representó para algunos un atentado contra las bases mismas del imaginario filosófico. Incluir dentro de la esfera política aspectos tan 'íntimos' como el cuerpo y la relación de pareja, ‘concernientes sólo al individuo’, iba en contra de una tradición liberal basada en ideas de la Ilustración. Según los parámetros básicos del pensamiento occidental, el concepto de ciudadanía está ligado a la razón, sus procesos, decisiones, prácticas mediante las cuales se determina el espacio público. Si en ésta tradición de pensamiento la razón se opone a la emoción, los lazos afectivos, comportamientos psicosexuales, así como las instituciones y roles sociales ‘no racionales’, se encontraban por definición fuera del espectro político. “The personal is political” cuestionó ésta lógica, trayendo la vida privada a la esfera pública para luchar por la equidad.
Esta posición ha generado toda clase de cuestionamientos críticos. La frase remite a conceptos tan complejos, cambiantes y problemáticos como ‘política’, ‘poder’, ‘individuo’ o ‘privacidad’. Algunos rechazan el carácter privado de lo público, mientras otros aclaran que no todo lo privado es necesariamente político. Si bien la frase es problemática al ser llevada hasta sus últimas consecuencias, ha sido un punto de partida para la inclusión de factores sociales como el género a nuestra construcción como sujetos sociales.
Como Chris Armstrong reflexiona en su artículo ‘Complex Equality’, es posible decir que “lo personal es político y no debiera serlo”. En este sentido, lo personal no es categóricamente político, como propone tanta gente para quienes aspectos como la sexualidad deben mantenerse al margen de la privacidad. No obstante, lo privado se vuelve político cuando es el resultado de desequilibrios de poder, cuando formas de comportamiento que se supone deberían ser exclusivamente privadas no pueden serlo porque no cuentan con un marco de derecho básico que asegure su dignidad.
Por eso creo en la necesidad de entender como político lo que debiera ser estrictamente personal, para asegurar la igualdad de derechos y de oportunidades, para asegurar la posibilidad, inexistente, de una privacidad plena. Desde esta perspectiva es como entiendo el activismo. Porque estoy en contra de que nuestras identidades se determinen con base en tonos de piel, lugares de origen, preferencias sexuales, comportamientos reproductivos o creencias religiosas. Creo en los factores de identidad social como construcciones que son además procesos, cambiantes, intercambiables, no fijos o absolutos. Como también estoy en contra de que por tener algunos tonos de piel, ser de determinados lugares, tener ciertas preferencias sexuales, decidir sobre nuestro cuerpo, y profesar o no alguna fe, no gocemos todos de la misma igualdad, seguridad y libertad políticas. Lo personal es político mientras los desequilibrios de poder así lo exijan.
Lo personal se mantiene en la esfera privada cuando los valores y las creencias determinan, con pleno goce de las garantías individuales, el actuar individual (no el de los demás) en los asuntos privados. Desgraciadamente no todos tienen ésta posibilidad, por eso se necesita un marco legal que permita gozar estas libertades. Usarlas o no, se volvería entonces un asunto, ahora si, estrictamente personal.
Por eso nuestros políticos y líderes de opinión deberían aprender del ex presidente francés Valéry Giscard D'Estaing, citado hoy por Mayte Reyes-Retana en su columna de Milenio: “Yo soy católico –le dije a Juan Pablo II– pero también soy presidente de una República cuyo Estado es laico. No tengo por qué imponer mis convicciones personales a mis conciudadanos, sino que debo procurar que la ley responda al estado real de la sociedad francesa para que sea respetada y pueda ser aplicada. Juzgo legítimo que la Iglesia pida a los que practican su fe que respeten ciertas prohibiciones, pero no corresponde a la ley civil imponerlas con sanciones penales al conjunto del cuerpo social”.
México también es una República cuyo Estado es laico, en donde la ley debe responder al estado real de la sociedad, sociedad donde muchos asuntos personales son, aún, políticos. El feminismo ha demostrado que la lucha es lenta, pero posible.
4 comentarios:
Simply put: I agree.
Long Version: I wish to mention some motifs presented here in your brief essay, mainly that of PostModernism, or, a bit simpler, the difference between Valerie Solanas SCUM Manifesto and Lerner's Why History Matters. It's truly amazing the course of chauvinism in the world today, but I must notice that this awareness (so eloquently put by the Tree) could have only been possible in this period of time. Yes it's an outrage, but it's a necessary time. In the movie "Reds" there's a great line: "you can leave here right now, but you will never, ever, return to this point in history." I completely agree. To say that the past was backwards might be equivalent to saying the Egyptians were incompetent artists: the issues of "realism" depends on the mainstream style. In fact, to paraphrase Kandinsky: the art world (or world in general) is like a pyramid: the mass/base of it is the now popular, while the apex is the prophesy or the outrageous. This is so true! Can you imagine J.Pollock's works (jazz incarnate) being produced in the Renaissance? I believe you understand what I'm saying. Sadly, prophesies have a set back: people want to witness them (recall Hegel, Kandinsky, all saying that History is going to happen now ...) but they're doomed to being disappointed, for, again with Kandinsky, the "spirit" travels through time and you can only understand it completely after it happens (Hegel). My point is (yes, I believe I have one somewhere) that closer to "sooner" than "later" we'll be experiencing reality in different shades of grey: where classification is common place, universal acceptance and disregard for classification will slowly shape us (in fact, it already is shaping us). We won't live to see the change we expect in this lifetime, it's gonna take time and energy ... and not Capitalism (in other words, not a Competitive "nurture"). I'm referring to Capitalism because of Aristotle, we're nurtured to be competitive (recall games where players are recognized as individuals and not essences interacting and honoring the focus of their efforts) but we're mostly social animals: we do alot to be socially accepted. Our "common sense" is reaching a point in history where we're unified and find more agreement: there's not much difference between people, and what little differences there are, they're superficial. It's like the human race (the only real race among humans) is growing up: at adolescents it's a physical thing, then it becomes internal/mental. I hope we can journey on to this progress, and for it we need "mild temper" and respect towards other lives. The Bible, Marx and Bellamy mentioned an end of war, and end or obliteration of class distinctions and a higher "learning" or higher appreciation or higher awareness. I should stop here, it after all isn't my blog, but suffice to say Tree is a) a better writer and b) a clearer thinker. i'm glad it was you who wrote this. tqm
dave: wooooooooooooooooooooow! now I have more to read hehe... thanx dude!
Alguien podría decir también: "soy católico, pero también pienso". Excelente texto. Me voy a robar la cita de D'Estaing.
Una cosa no debería estar peleada con la otra, creo que por eso admiro tanto a quienes saben encontrar un equilibrio entre fe y razón. Gracias.
Publicar un comentario