Te digo que te me olvidas, no me acuerdo que estás aquí, como que lo borro de mi memoria. Como en Eternal Sunshine, que es una película y forma parte de un poema. Pero no queda registro, nada escrito o grabado. Y después me acuerdo, no puedo borrarte porque no es una película ni tiene un guión, aunque también parezca que escribo los diálogos y las situaciones antes de actuarlas. Dirigiendo mi actuación, pero no actúo, vivo. Me acuerdo y es como si omitiera escenas para después improvisarlas porque ahí siguen, siempre fueron parte del guión. Pero se me olvida y creo que son reales. Cuando me acuerdo, entiendo que no estoy en una película, ni en un libro, como en Stranger Than Fiction, que es una película sobre un personaje de un libro. Yo no soy un personaje de un libro, pero se me olvida. A ratos. De repente recuerdo, y vengo, porque estás aquí. En una mente sin recuerdos más extraña que la ficción. Y sería juntar otra vez a Kate con Emma, quitar a Will, dejar a Jim. Qué poca sensatez y cuánto sentimiento. Pero ya me acordé, en este instante mi mente sí funciona, recuerdo perfectamente. Por eso te me olvidas.