Dice Cristina Rivera Garza en Milenio y en su Blog que el lugar importa:
"Es una costumbre noble, ésa, partir. Y también es una costumbre brutal. Uno se acostumbra a elevar la mano y a borrar, en ese cauteloso movimiento oscilatorio, lo que queda atrás. Uno olvida, siempre con método. El gajo que desbarata la completad de la mandarina. El puño que se convierte en cinco dedos. La pieza que, por ausente, obliga a la imperfección de las máquinas o la que, por no estar ahí, contribuye al fluir de las aguas. Uno jura. Uno ve el paisaje al otro lado de la ventanilla y descubre, entonces, qué es exactamente el verbo extrañar, el sustantivo nostalgia, el subjuntivo si hubiera, el futuro del condicional. Después, en el anonimato del otro lugar, uno prevarica. Uno inventa un origen y un pasado y, si se puede, lo que vendrá. Luego sólo queda el arrebato que provoca a veces esa corteza, aquella montaña, ese pedazo de ciudad, esta luz."
3 comentarios:
Y luego a que yo lloraba zas? Love you.
Yo propongo jugar a ser omnipresentes y creer que estamos conectados sobre lo que es palpable. Propongo ser incorpóreos y creer en los sueños.
(Qué dijo?)
Un beso
tangerine: y luego yo te abrazaba!
manzana del mar: en los sueños creemos.
las quiero.
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